El Tuc de Molières (o Mulleres) es un tres mil precioso del Pirineo aranés que hace frontera entre Cataluña y Aragón. Situado en un valle magnífico es una excursión agradable con poca dificultad, más allá del desnivel y la longitud de la caminata, a excepción de una pequeña trepada hasta el collado.
El camino se inicia junto al aparcamiento situado justo a la entrada sur del túnel de Vielha (a pocos minutos en coche del refugio de Conangles) a 1629 metros de altitud.
El inicio es bastante llano con vistas sobre las montañas. El camino no tiene pérdida puesto que está muy marcado y señalizado con hitos. En un inicio es bastante verde con vegetación y árboles.
Pasada la primera hora encontraremos una bonita cascada.
Después el camino se va haciendo algo más pronunciado, hasta llegar al refugio en unas dos horas y media (5 kilómetros más o menos y unos 800 de desnivel) desde el aparcamiento. Las vistas sobre el valle son muy bonitas.
Se cruza el río en algunas ocasiones y se ve algún pequeño salto de agua (y algunas marmotas que podréis ir escuchando).
El refugio de Molières (a 2390 metros de altitud) está en perfectas condiciones (hay varios iguales como el del Besiberri Sur o el de Mont-Roig también muy recomendables) y muy cómodo. Tiene disponibilidad para 9 personas durmiendo en litera (con un colchón que está muy bien) (o 18 si duermen dos por cama). Es de tipo “nevera” como una caravana y realmente en el interior no hace nada de frío.
Desde el refugio se puede ver el pequeño lago de Molières, ¡muy bonito! Y un par de lagos más pequeñitos.
Hacemos noche en el refugio puesto que habíamos salido por la tarde, pero si se sale temprano por la mañana se puede hacer cumbre al mismo día y hacer noche de bajada.
El atardecer desde el refugio ofrece unas vistas con una luz preciosa.
Nos levantamos sobre las 7 de la mañana y hay mucha niebla, pero poco a poco se va levantando el día. Hace frío, pero nada exagerado (en agosto no había ni gota de nieve, pero eso puede cambiar). Dejamos la mayor parte del equipaje al refugio y subimos ligeros.
El camino atraviesa inicialmente el río (aprovechad para llenar botellas de agua) y se pasa por dos lagos más.
Después el paisaje se vuelve mucho más rocoso y seco. La pendiente se va haciendo más pronunciada a medida que se va llegando al collado.
En algunos momentos el camino no se ve claro puesto que la superficie es toda de piedra, pero hay varios hitos y si se va siguiendo la dirección al collado no tiene pérdida.
La parte más próxima al collado se convierte en piedras de más tamaño y una trepada final bastante pronunciada. Nosotros llevábamos perro y en algunas ocasiones lo teníamos que ayudar porque solo no podía subir (ni bajar).
Una vez al collado solo queda la cresta del tramo final con unas vistas espléndidas sobre todo el valle. Se ve un entorno maravilloso.
Desde el refugio tardamos unas dos horas y media hasta la cima con unos 600 metros de desnivel.
Cómo suele pasar en las cimas hacía mucho viento así que tampoco nos entretuvimos mucho, pero el paisaje es magnífico.
Hicimos la bajada del tirón recogiendo las mochilas al refugio hasta el aparcamiento, donde llegamos alrededor de las tres del mediodía (unas 8 horas desde que iniciamos la caminata por la mañana, contando con que no hemos ido muy rápidos y hemos parado a comer).
Excursión muy recomendable con un camino muy bonito rodeado de un paisaje fantástico. En verano no presenta dificultades técnicas, pero en invierno hay que ir muy equipado.
Al día siguiente visitamos los lagos de Bacivèr e hicimos el Tuc de Bacivèr (2644 m.) ¡muy bonito! Aquí te lo cuento.
Volver a Pirineos.
Viaging 